Desde que tengo huerto, me he acostumbrado a añadir hojas de ensalada a casi cada comida. Si no están incluidas en el plato, hago una pequeña ensalada que acompañe. Me acostumbré tanto, que lo hago hasta en invierno (los días de mucho frío las hago templadas, pero las hago). La lechuga es de los primeros cultivos con los que empecé, y me resultó tan fácil que no he dejado de cultivarla nunca. Si sólo tuviese una repisa de cocina, o un rinconcito enano dónde sólo pudiese cultivar algo, serían lechugas. Seguramente después buscaría un hueco para una tomatera, porque es algo así como mi amor platónico hortelano. Pero la lechuga, sin lugar a dudas, es el básico.
Son productivas, se pueden ir consumiendo conforme se necesitan, no ocupan nada de espacio y no requieren nada de atención. Además, y creo que este es el gran motivo: cultivar mi propia lechuga me permite tenerla siempre fresca y a mano, lista para echar a la ensalada. Sólo corto cada vez las hojas que voy a utilizar en el momento. Así, el resto de la lechuga sigue creciendo y feliz.
Lo que antes eran sólo lechugas ahora se han convertido en una mezcla muy variada de hojas diferentes, que voy mezclando según se me antoja la ensalada diaria. Si quiero que tenga un sabor más fuerte o suave, o si me apetece que quede crujiente, cojo unas hojas u otras. Así de simple.
Así que, si te gustan las ensaladas, presta atención a los 4 motivos por lo que sus hojas son mi cultivo estrella, especialmente en invierno.
Motivos por los que las hojas de ensalada son mi cultivo estrella en invierno
1. Tienen propiedades nutricionales que vienen especialmente bien en esta época del año.
Una sola taza de las hojas de ensalada adecuadas puede aportarte:
- El 56% de la cantidad diaria recomendada de vitamina A. Esta vitamina suele ser conocida por su importancia en nuestra retina, en pocas palabras: es indispensable para poder ver. Pero sus funciones no acaban ahí. La vitamina A se encarga de muchas funciones en tu cuerpo, y hay una en concreto que en invierno nos viene a todos muy bien. La vitamina A aumenta la resistencia de nuestro cuerpo a infecciones, ayuda a nuestro cuerpo a producir anticuerpos.
- Una buena dosis de vitamina C. Esta varía más según las hojas que añadas. Su contenido es más variable dependiendo del cultivo. Opta por las hojas de mostaza (vienen cargaditas de esta vitamina) y acelgas o espinacas.
- Una buena cantidad de fibra, calcio y hierro.
Cuanto más variada sea la mezcla, cuantos más colores puedas encontrar en las hojas de tu ensalada, mejor. Incluye a la ensalada hojas de espinacas, rúcula, acelgas, mostaza o mizuna. Se encargan de llevar el contenido nutricional de tu ensalada a otro nivel.
2. Son más fáciles de cultivar que en verano
Si te estás iniciando en el huerto, las hojas de ensalada son un cultivo sencillísimo y muy agradecido para empezar. Sobre todo en los meses de fresco. La mayor parte de lechugas y otras hojas tienen una elevada resistencia al frío. De hecho se sienten más cómodas y crecen mejor que los meses de mucho calor. Siempre que la temperatura no descienda de -6 ºC podrás cultivar tus ensaladas sin problemas.
3. Se adaptan a cualquier espacio
Esto, obviamente, es una ventaja suya durante todo el año. Pero en inverno más todavía, y ahora te explico por qué. Las hojas de ensalada se pueden cultivar de dos formas.
- Separadas entre sí para cosechar toda la planta una vez crecida
- Juntas, apelotonadas y revueltas. Todas estas hojas de ensalada tienen la ventaja de que se pueden cortar conforme las necesites, se pueden cultivar como lo que se llama “hojas de brotes de ensalada”. Es decir, que puedes ir cosechándolas conforme las necesitas, hoja a hoja. Así, la planta nunca llega a alcanzar su tamaño “adulto”. El truco está en cortar las hojas del exterior, aquellas que ves que están más apretadas, para ir dejando espacio al resto.
Cuando digo que se adaptan a cualquier espacio es ¡Cualquier espacio! A la izquierda, una mezcla de lechugas en el bancal de mi jardín. A la derecha, una mezcla de hojas recién plantada en una maceta. Así que, si vives en una zona donde los inviernos son duros de pelar. De esos donde el hielo congela el suelo, una maceto-ensalada dentro de casa te puede hacer el papel. Puedes aprender a hacer la tuya con este kit.
En el caso de la rúcula, simplemente basta con cortar con unas tijeras la parte superior de la planta. Aunque este “corte de pelo” no le durará mucho, ya que vuelve a rebrotar muy rápido.
4. Es más sostenible
Si te gustan las ensaladas seguro que más de una vez habrás probado las bolsas variadas gourmet que venden en el supermercado, pero.. cuando lo piensas dos veces resulta que salen carísimas, y que se gasta mucho plástico en embalarlas. Cultivándolas en casa me ahorro mucho dinero y evito generar residuos que no son para nada necesarios.
¿Qué hojas de ensalada son las más apropiadas para el invierno?
Lo cierto es que todas. Desde la rúcula a la lechuga, pasando por las espinacas, las acelgas, las endivias o la mostaza. Todas se adaptan bien al frío y son muy ricas en nutrientes. Excepto la lechuga Iceberg, que aunque sí aguanta bien el fresco es algo así como la oveja negra de la familia. Su contenido nutricional no se acerca lo más mínimo al resto.
En Plantea tenemos un kit de plantel específico si quieres cultivar tus propias ensaladas. Con él puedes preaparte para cosechar de forma contínua durante todo el invierno y a preparar ricas y variadas ensaladas. Incluirá lechugas, espinacas, acelgas, rúcula, canónigos y mostaza. Siempre escogeremos las variedades mejor adaptadas para la temporada en la que nos encontremos. Además, como todos nuestros packs de plantel, viene con acceso a un área privada dónde podrás descargar material útil para cuidar tus plantas y preguntarnos dudas.
¿Y tú? ¿Cuál es tu cultivo estrella para el otoño y el invierno? La semana que viene nos vemos con más consejos y una novedad muy especial que llevamos tiempo queriendo enseñarte.
¡Feliz Viernes!
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