Si andas por aquí desde hace algún tiempo, sabrás que la disminución de los residuos es un tema que me preocupa. Poco a poco, y unas veces con más acierto que otras, voy intentando reducir la cantidad de plásticos y otros productos de un solo uso que entran y salen de mi vida. Hoy te quiero hablar de uno de los cambios más difíciles, que más horas de investigación, ensayo y error me ha llevado: cambiar de los champús tradicionales a un champú sólido. Y te puedo asegurar que ha sido todo un reto, pero creo que por fin he dado con la clave. Está en escoger el champú sólido que mejor se adapta a ti.
Por qué sustituir los champús tradicionales por champús ecológicos
Mi odisea con los champús empezó hace bastantes años. Desde que fui a hacerme un corte de pelo y el peluquero me pregunto que qué narices me había hecho en la cabeza. Mi cuero cabelludo estaba irritado y descamado. Yo le comenté que nada, que lavármelo, lo normal. Resulta que para mí lo normal incluía picores en la cabeza continuos, cuero cabelludo irritado y tenérmelo que lavar todos los días porque no me aguantaba limpio ni 24 horas. Había vivido con ello tanto tiempo que lo había normalizado. El peluquero vino a desvelarme el secreto: a ver si lo que iba a tener era sensibilidad a los sulfatos. Ay querido, si te encontraba ahora te abrazaba, de verdad te lo digo.
Cuando volví a casa me puse a investigar y descubrí lo que era el "Sodium Lauril Sulfate” (SLS). Uno de los sulfatos más utilizados y muy común en la composición de cualquier champú. El problema con él es que penetra por el cuero cabelludo, afectando a la capacidad de este para retener agua, lo que lo deshidrata y lo inflama (1). Este es un tensioactivo, que no es otra cosa que un compuesto encargado de unirse a las moléculas de grasa y suciedad para que el agua pueda arrastrarlas. Vamos, es lo que viene a hacer la espuma, un detergente. Esto en principio suena correcto ya que nuestro objetivo es limpiarlo y eliminar esa grasa, pero el problema viene porque se pasa de efectivo en su tarea y destruye los lípidos naturales que nuestra piel genera. Por lo que su uso continuado puede llegar a ser irritante, especialmente para personas sensiblonas como una servidora. El resultado es un cuero cabelludo irritado, descamado y que se ensucia con mucha rapidez (ya que el cuerpo tiende a restaurar el daño causado segregando más grasa).
Mi paso al mundo sin sulfatos
Mi primer cambio fue a los champús ecológicos que no contuvieran sulfatos. Recuerdo que por entonces eran los inicios de Cocunat y que probé varios de su tienda con mucho éxito (ahora han crecido un montón y tengo un poco como el orgullo de haberlos visto crecer). Por primera vez, mi cabeza no picaba después de la ducha, y mi pelo se quedaba suelto y limpio durante más tiempo.
Otro valor añadido, que después he visto repetido en diferentes procesos personales hacia una cosmética más natural (y minimalista) es que de pronto ya no me interesaban las propiedades milagrosas que anuncian los champús convencionales. Me volví inmune a esos reclamos de melenas creadas con photoshop. Para mí ya todo eran milongas.
El paso al champú sólido
Aquí es donde a mí, personalmente, se me complicó el asunto. Quería dar un paso más y eliminar los envases de mi rutina capilar (algo que he hecho y sigo haciendo en otros aspectos de mi vida). Durante estos años de pruebas tengo que reconocer que he tenido más desaciertos que aciertos, y que he vuelto a la opción de champús líquidos sin sulfatos más de una vez.
El problema con muchos de los champús sólidos es básicamente su composición. La mayoría suelen tener una de estas dos composiciones:
Champús sólidos con sulfatos
Lush es una marca que los comercializa y son de los más habituales, hay infinitos formatos e infinitos colores y olores maravillosos. Pero, como os he comentado, para mí los sulfatos no son una opción.
Champús sólidos hechos con sosa
En lugar de utilizar un tensioactivo, como vienen a ser los sulfatos, utilizan la fórmula que se usa comunmente para realizar jabón. Es decir, juntan un aceite con sosa cáustica para sacar el jabón de toda la vida del señor. Como el que hacían nuestras abuelas con el aceite que sobraba de cocinar - y que ahora hago yo :)- Y no me entendáis mal, yo utilizo jabón natural para infinidad de cosas: jabón de manos, friega platos, quitamanchas de ropa, desengrasante de cocina... Es uno de los limpiadores ecológicos más sencillos, baratos y eficaces que existen. Pero su pH (muy básico) no le sienta bien a los cueros cabelludos a la larga. Además, suelen dejar el pelo áspero y con muchos enredos. Probé durante un tiempo a neutralizarlo acabando con un chorrito de limón diluido en agua, esto arreglaba un poco el aspecto inmediato del pelo (se queda mucho más suave) pero aún así notaba de nuevo como mi cuero cabelludo se resentía. Total, que lo abandoné. Aunque oye, el descubrimiento del chorrito de limón como acondicionador os aseguro que es lo más, a día de hoy lo sigo usando.
Champús comerciales hechos con surfactantes suaves.
Aquí vamos llegando a buen puerto. Los tensioactivos suaves, hechos a base de coco y que puedes encontrar etiquetados por SCI o SCS empezaron a darme por fin buenos resultados. No hacen tanta espuma como los anteriores: pero dejan el pelo suave y suelto y aguanta mucho más tiempo. Además, tienen un pH adecuado para el cuero cabelludo y son mucho más respetuosos con el equilibrío hídrico y lipídico de tu cabeza. Es decir: no es irritante.
Este tipo de champú es el que mejor se adapta a todo tipo de cabellos: no irrita y deja el pelo suelto. A partir de aquí se trata de escoger los ingredientes secundarios que mejor se adapten a tu tipo de pelo: fino, graso, seco, con caspa... Y lo bueno es que cada día surgen nuevas marcas que los utilizan. Estos tensioactivos están aceptados por los sellos de cosmética ecológica porque son biodegradables.
En definitiva, si buscas un champú todas las bondades de los sólidos (cero envases) y de los champús sin sulfatos, comprueba en las etiquetas que aparecen las siglas SCI o SCS (o Sodium Cocoyl Isethionate y Sodium Coco Sulfate que son sus nombres completos)
Aquí te dejo algunas marcas interesantes.
- Izquierda: Champú sólido jade en Usar y Reusar.
- Centro: Champú sólido Secrets de Provençe de Olivia Soaps
- Derecha: Champú sólido de Kia Ora
El paso definitivo: crear tus propios champús sólidos
Yo esta última semana me he venido muy arriba. Mucho. Y es que hace una semana Victoria Moradell, a la que sigo desde hace un porrón para hacerme mis propios potingues, me dio acceso a su curso online: Cosmética Capilar Sólida. Y qué os voy a contar, he convertido mi cocina en un laboratorio. Lo mejor del curso no son las tropecientas recetas de champús y tratamientos para el pelo que vienen (que ya de por sí son increíbles), sino que te enseña los cimientos para que tú puedas jugar con las formulaciones y hacerte EL champú definitivo. El que mejor te va a ti y a tu pelo, con el olorcete ese que tanto te gusta, respetuoso con tu cuero cabelludo y adaptado 100% a tus necesidades.
Mi receta personal de champú sólido:
- Arcilla verde: ideal para eliminar la grasa
- Ron quina: estimula el crecimiento y da fuerza al cabello fino.
- Henna incolora: Da volumen y cuerpo.
- Aceite esencial de Romero:
- Aceite esencial de limón: hace que el pelo dure limpio más tiempo
- Una pizquitina de aceite de coco: Para hidratar
Referencias:
https://www.lavanguardia.com/natural/20180111/434222053257/champu-sulfatos-toxicos-sls-sles-cosmetica-natural.html
Aida dice
Me lo he comprado a través del enlace, gracias por el post!
Yve Ecocosmopolita dice
Marta querida, ¡muchas gracias por hacerle un huequito a Usar y Reusar y por el buen repaso por el mundo del champú! ¡Un abrazo grande!
Marta dice
Siempre es un placer, lo bueno hay que difundirlo 🙂
Imma dice
Te he conocido hace menos de una semana y me encanta haberte encontrado! felicidades por tu trabajo!
En mi caso había probado los champús sólidos de Lush y si bien al principio me parecían geniales, en pocas semanas de uso notaba que tenía el pelo peor, mi peluquera también me dijo que mejor utilizara champús sin sulfatos, pero eso quería decir volver a champús de bote. Por ahora no me atrevo a hacerme los míos propios, pero me guardo el link del curso por si algún día me vengo a arriba como tú jejeje.
Por ahora voy a investigar las marcas de champús sólidos que has puesto (y que desconocía por completo) muchas gracias!
Marta dice
Hola Imma!
Me siento muy identificada con lo que me cuentas. Si todavía no te animas con el curso online de champús puedes probar las diferentes marcas que hay en este post, a mí me han funcionado muy bien hasta la fecha 🙂
Muchas gracias por compartir tu experiencia.
Victoria dice
Genial escrito! Yo también estoy pasando el curso de Victoria y me encanta pero me has iluminado con eso de la alergia a los sulfatos! Mi pelo sufre mucho, tengo descamación, dermatitis y debo lavarlo todos los días pq la grasa es mucha! Veremos después que haga mi primer champú sólido que pasa…. Gracias
Marta dice
Uy uy uy, pues verás que el curso te va a venir super bien! yo todavía estoy flipándolo 😀